viernes, 20 de noviembre de 2009

** ELSA PUNSET y mis ángeles de la guarda

No sé si os pasa a vosotros, pero yo tengo la certeza -férrea y poderosa- de que tengo más de un ángel de la guarda y uno de ellos casi siempre está de guardia :-). Pero más allá del plano instintivo, hay gente que aparece de repente en mi vida y la convierte en un lugar todavía mejor. Tengo suerte, siempre os lo he dicho; incluso en los peores tiempos, siempre ha habido luz cerca. Siempre he tenido un hombro, una caricia, una sonrisa. Siempre energía, de esa que se renueva tomando diversas formas, tamaños y colores (ya, ya, que una es de letras puras y los principios de la física no se me dan demasiado bien... ;-D).

Y gracias a ese ramillete de guardianes, hoy he tenido la suerte de conocer, por ejemplo, la obra de Elsa Punset (si, si, hija de Eduard Punset - político, escritor, economista y divulgador científico, ahí es ná!-). Lo poquito a lo que he tenido acceso, me ha resultado sumamente fresco y brillante, ese tipo de narrativa que engancha mientras va contando cosas de las de verdad, de las que enriquecen. Mi ángel de la guarda, digo, me ha regalado este articulillo que os dejo aquí, espero que lo disfrutéis.


¿Qué le pido a un gobierno?

"Peso algo más de 45 kilos y no mido más que cualquier arbolito recién plantado. Soy hipersensible, capto cada pensamiento que fluye de los demás, todo me lacera y me atraviesa. Lo normal, en el sentido arcaico y evolutivo, sería que algo tan vivo y tan vulnerable se escondiese bajo las piedras para evitar ser atacado, vapuleado, deshecho. El mundo arcaico y profundamente injusto del pasado me hubiese, sin duda, aniquilado. Ese mundo existe en muchos países de la tierra y niega a los más vulnerables la educación, el respeto, la creatividad, el derecho a intentar vivir con plenitud y alegría.

¿Qué le pido a un gobierno? No le pido que solucione mis problemas con recetas exprés. No le pido que me distraiga. No le pido que me mantenga. Le pido que vele por restablecer y mantener, con paciencia pero sin concesiones, el orden justo que la brutalidad y la ignorancia han pisoteado tantas veces. Le pido que sea mi igual, frente a la vida y frente a la justicia, que deje de encerrarse en los antiguos privilegios que elevaban al Rey por encima de las personas de la calle. Le pido que facilite las plataformas ciudadanas que fomenten el liderazgo y la creatividad civil, en los barrios, en las ciudades, en los pueblos, en todos los ámbitos de la vida real y diaria. No quiero que me dicte lo que debo pensar o sentir. Quiero que facilite a todos la comprensión, apenas esbozada, de quiénes somos y de por qué nos comportamos de una determinada manera. Quiero esa libertad para que de un cuerpo aparentemente frágil y decididamente vulnerable- como el de todos los seres humanos sin excepción- puedan brotar y plasmarse desde la infancia hasta la senectud las ideas y las emociones luminosas que nutren a los demás.

Para que al morir soñemos que si pudiéramos, volveríamos a repetir este breve paso por la tierra. Solo que tal vez no podamos. Pero no importa, estamos aquí ahora y no hay tiempo que perder".





¡Felíz fin de semana!
A todos,
ángeles de la guarda incluídos.
Prometo no dar mucha guerra...

martes, 17 de noviembre de 2009

** OS INVITO...





... La tecnología me da de lado y estoy un poco vendida sin conexión -añadido a un tiempo de poco tiempo- así que no penséis que me olvido de vosotros, para nada; es el tempo de la vida, que la hacen más interesante...


...así que como sólo tengo dos minutitos
os invito a pasar por mi saloncito;
os invito a un ratito de ternura y de mimos,
un ratito sólo para vosotros,
sin prisa,
sin presión.
Un ratito para descubrir
que las posibilidades de nuestro cuerpo
pueden teñirse de un color diferente
cada vez.

Os invito a sentir,

a escuchar,

a suspirar...


...os invito a despojaros de lo que pesa
para poder sentir, por un ratito,
que la vida es sólo aliento
mecido por un soplo de paz.



Besos.

lunes, 9 de noviembre de 2009

** MALTRATO Y ESCALA DE VALORES


Situaciones de maltrato las vivimos a diario y las asumimos con una naturalidad pasmosa, como parte de la esencia más humana. Gritamos cuando vamos en el coche (por regla general seguido de insultos), nos quejamos violentamente cuando no se nos atiende como creemos, hacemos sufrir verbalmente a quien convive o trabaja con nosotros por su ineptitud, su dejadez o su egoismo (bajo nuestro criterio, claro). Normalmente nos resulta más fácil el enfado que la paciencia y el positivismo; tendemos a la crítica destructiva, a creernos más que los demás, tendemos a verbalizar nuestra verdad como la única válida cuando lo cierto es que siempre hay más de una interpretación de los hechos -de la vida- y que cada cual tiene derecho a opinar lo que le parezca oportuno.


También es verdad que esa libertad no hay que interpretarla como un espacio para lanzar "todo lo que se me ocurra, cuando se me ocurra y caiga quien caiga", no. Entiendo que hay que hacer un ejercicio de mesura, de equilibrio entre mi libertad y la ajena. Podemos no estar de acuerdo con alguien pero podemos llegar a considerar que su método es bueno, que su forma de enfocar según qué problemas puede resultar una buena forma de sobrevivir. Debemos permitirnos y por ende permitir a los demás, el derecho a equivocarnos, a caer y a levantar de nuevo, el derecho a ser nosotros mismos.


Por eso hoy recojo el vídeo y el mensaje de la campaña "Entre un hombre y una mujer, maltrato cero". Creo y entiendo que el maltrato no es únicamente un problema de género sino más bien un problema humano, entre las personas; un problema que permitimos y generamos, que asumimos por cotidiano, que suscitamos cuando nos manifestamos con violencia, sea en el ámbito que sea. Alrededor de esta Sociedad de Bienestar que se nos empeña en vender -indudablemente de grandes avances científicos, educacionales, legales y tecnológicos-, también estámos inmersos en una sociedad desvalorizada, donde prima lo personal frente al bien común, donde prima tener más que ser, donde la imágen personal es sinónimo de éxito, donde el saber ha quedado obsoleto, donde el respeto -en su acepción más amplia- no vende.




Así que hoy hago repaso de mis actitudes cotidianas, las que nos convierten en un tipo u otro de persona, las que nos permiten sentirnos orgullos@s de nosotr@s mism@s y querernos, asumirnos y respetarnos. Ya que el respeto a los demás, empieza por uno mismo. Aunque suene perogrullo :-)


La crítica al "discurso" del vídeo -pequeña gran discriminación, una vez más- sería una idea de cambio aún más profunda, no sexista, no machista; una idea realmente igualitaria y positiva.


"De todas las mujeres que haya en mi vida ninguna será más que yo.
De todos los hombres que haya en mi vida, ninguno será menos que yo"





Besitos tolerantes,
libres,
empáticos,
respetuosos...



lunes, 2 de noviembre de 2009

** EL TIEMPO ( Shakespeare: " Malgasté mi tiempo, ahora el tiempo me malgasta a mí")


...He vuelto a estudiar, me encanta. La verdad es que lo encuentro un regalo, una forma bella e inteligente de enriquecer el propio espacio y las relaciones humanas que establecemos. Nunca he dejado de estudiar pero hacerlo de forma "reglada" le añade un plus de importancia; pecamos de "titulitis" en detrimento de la vocación y la valía, la verdad, pero esto es así, la sociedad que vamos a dejar en herencia es así y los valores que nos mueven en este momento social distan mucho de ser valores creativos, constructivos y positivos. Nos guste o no.



En este reencontrado quehacer, he tenido que ver, analizar y reflexionar sobre el mensaje de la película "Los lunes al sol", que tenía abandonada en la recámara de películas pendientes de ver (que, por cierto, son más de las que quisiera). En un momento de la película, hay un breve diálogo sobre EL TIEMPO, ese don preciado que nos empeñamos en hipotecar. Dice algo así:



"-¿El tiempo?¿Qué tiempo?

-Pues ¡qué tiempo va a ser! ¡El único que hay!

-Pues ¡menuda mierda!"




Reflejo oportuno y realista de cómo vivimos la vida y de cómo sentimos que pasa el tiempo. Por regla general, perdemos más tiempo quejándonos que haciendo algo por cambiar aquello que no nos gusta. Y casi siempre tenemos un saco de excusas de las que echar mano para lamentos, protestas y reclamos. Que sí, que hay que ser realistas -no se puede vivir sin dinero, es verdad, pero quizá sin con mucho menos del que creemos- pero también hay que dejar que los sueños encuentren su pauta; a la hora de la verdad, cuando toca ser valientes, nunca hay un momento oportuno. Cuando hay que tomar decisiones, siempre hay una obligación mayor que nos lo impide. Cuando queremos rozar la felicidad... acabamos por cerrarle las puertas de par en par.




El tiempo es el gozo de la vida, el ser, el sentir. Hace falta tiempo para amarse, para abrazarse, para mirarse y disfrutarse. Hace falta tiempo para escuchar al corazón y reconocer nuestro interior. Migajas de tiempo nos hacen sentir bien pero el TIEMPO nos permite crecer y mirar nuestro pasado con la certeza de una vida de verdad, de una vida compartida. Y sin embargo, invertimos ese tiempo en acumular, en atesorar, en tener más, en guardar "por si acaso". ¿Por si acaso, qué? Si no tenemos tiempo, no habrá nada que disfrutar. Y además ni sabremos hacerlo.


Miremos un poco a nuestro alrededor; el máximo principio vital por el que se rigen casi todas las personas de nuestro entorno es el de ganar más dinero. Más dinero para gastar más. Nadie -excepto cierta mujer excepcional que he tenido la suerte de encontrar en mi camino- expresa en voz alta que lo que de verdad quiere es tiempo para soñar, para estar, para sentir, para amar. Ese tiempo que no se vende, que no se compra, que no cotiza. Y que sin embargo es el que le da verdadero sentido a la vida.





Éste será el lema de mi próximo tatuaje:
"No sueñes tu vida,
vive tu sueño"

;-)