Que la política de este país es una especie de banda rancia no es ningún secreto; hace tiempo que -salvando a algún buen hombre y a alguna que otra buena mujer que han desempeñado con más o menos acierto su labor- los representantes de la democracia dejan mucho pero que mucho que desear a la hora de gestionar su responsabilidad (ni como representantes ni como democrátas).
Es más, tengo la sensación de que se confunde hacer política con el hecho de intentar hacer el máximo daño posible al prójimo -bajo el escudo de "ser la oposición"-, sencillamente por no pensar igual. Y en vez de intentar hacer bien el trabajo personal en pos del bienestar del PUEBLO (a revisar definiciones, por favor...), nuestros gobernantes se dedican a llenarse los bolsillos (propios y del vecino) olvidándose de que llevar a la ruina a un país es mucho más fácil que levantarlo de sus cenizas (es como coger un par de kilos; entrar, entran volando pero cuando queremos quitarlos, nos las vemos y nos las deseamos para hacerlos desaparecer). Al final la única sensación que me queda es que solo se quiere precisamente eso: tenernos sometidos bajo el yugo de la ignorancia y del miedo y reprimir nuestro ejercicio de la libertad, no vaya a ser que las cosas funcionen bien para muchos más que la inmensa minoría :-O
Hoy me he hartado de leer en las redes sociales la noticia de Bescansa y su bebé en el congreso. Y del coletas (aunque no es santo de mi devoción, va con todo mi respeto, de verdad) en una estampa paterna tremendamente tierna (independientemente de los colores que se defiendan) ¿Demagogia? ¿Postureo? ¿Marketing? Puede ser (bueno, en realidad no tengo duda alguna ;-D), ya que hay guarderías a disposición de los diputados que lo necesiten (por cierto, escribo en masculino porque la RAE así lo dicta. Os lo anexo al final). Carolina ha optado por generar un poco de polémica y se ha justificado diciendo que ha querido reivindicar la dificultad real de muchas mujeres para conciliar la vida laboral y la familiar. Creo que su gesto ha tenido un poco de las dos cosas, cierto es, pero aunque así haya sido...¿qué problema hay? Dejen de decir tonterías y de perder el tiempo y dedíquense a ordenar un poco el país, señores míos, que hay demasiado por hacer (y Patxi López descargándose juegos en la tablet...¡ojú!).
No sé lo que nos deparará el futuro a nivel político; ni siquiera sé lo que nos deparará el futuro, a secas. Pero cada uno de nosotros deberíamos ocuparnos y preocuparnos por sembrar en positivo, por querer el bien ajeno -sobre todo el de los más desfavorecidos- y por ser una versión honesta y generosa de nosotros mismos. Y así todo funcionaría un poquito mejor.
Paz y bien, mis chicos.
Os espero al calor del saloncito.
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*ANEXO (RAE)
Los ciudadanos y las ciudadanas, los niños y las niñas
Este tipo de desdoblamientos son artificiosos e innecesarios desde el punto de vista lingüístico. En los sustantivos que designan seres animados existe la posibilidad del uso genérico del masculino para designar la clase, es decir, a todos los individuos de la especie, sin distinción de sexos: Todos los ciudadanos mayores de edad tienen derecho a voto.
La mención explícita del femenino solo se justifica cuando la oposición de sexos es relevante en el contexto: El desarrollo evolutivo es similar en los niños y las niñas de esa edad. La actual tendencia al desdoblamiento indiscriminado del sustantivo en su forma masculina y femenina va contra el principio de economía del lenguaje y se funda en razones extralingüísticas. Por tanto, deben evitarse estas repeticiones, que generan dificultades sintácticas y de concordancia, y complican innecesariamente la redacción y lectura de los textos.
El uso genérico del masculino se basa en su condición de término no marcado en la oposición masculino/femenino. Por ello, es incorrecto emplear el femenino para aludir conjuntamente a ambos sexos, con independencia del número de individuos de cada sexo que formen parte del conjunto. Así, los alumnos es la única forma correcta de referirse a un grupo mixto, aunque el número de alumnas sea superior al de alumnos varones.
